El covid-19, que se coló en tantos pulmones como pudo en Colombia, también sirvió de detonante de una emergencia que ya estaba a punto de estallar: la de la salud mental. Y no solo por sus efectos inmediatos en términos de factores de riesgo como el encierro, el miedo y las pérdidas, sino porque dificultó que muchos colombianos encontraran ayuda para atender sus padecimientos.
Esta pandemia concomitante puede tener un alcance similar a lo que mostró el covid-19 y aunque su impacto en la mortalidad todavía está por verse, lo cierto es que hoy cientos de miles de colombianos deben convivir con trastornos mentales que empeoran su calidad de vida, que hacen de cada jornada un reto por superar.
Sin embargo, las mujeres fueron quienes se mostraron más afectadas a causa del covid-19, al punto que en junio pasado el 28,5 por ciento reportó haberse sentido sola, estresada, preocupada o deprimida, frente al 23,2 por ciento registrado por los hombres.
El Dane es claro en señalar que la crisis económica desbordada por efecto de la pandemia afectó seriamente la estabilidad emocional de las personas y fue más agresiva con las mujeres, pues una de cada cuatro se declaró sobrecargada por las labores domésticas y laborales.